Tratamientos para el TDAH

Observo que ahora que ha dado comienzo el curso escolar, los comportamientos perturbadores de algunos niños, unido a la dificultad de alcanzar objetivos curriculares, lleva a padres y profesores cruzar comentarios sobre la sospecha y casi certeza de que será un niño “hiperactivo” (TDAH). Se comenta que tal o cual niño que le ocurría lo mismo desde que toma medicación han disminuido las conductas perturbadoras. Finalmente la mayoría de estos niños reciben tratamiento farmacológico para disminuir unos problemas de conducta o unos comportamientos perturbadores.
Existe una gran controversia entre profesionales que aumenta a medida que aumenta la investigación y resulta llamativa la gran heterogeneidad del grupo que comparte este diagnóstico.
Este “trastorno” contiene 3 conceptos clave:
- Desatención, por ejemplo, no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, tiene dificultad para organizar sus tareas, se distrae fácilmente…
- Hiperactividad, por ejemplo corre o salta en las situaciones en las que es inapropiado hacerlo, o mueve en exceso pies y manos o se remueve en su asiento…
- Impulsividad, por ejemplo precipita las respuestas antes de haber sido completadas las preguntas, tiene dificultades para guardar su turno….
Ciertamente este tipo de comportamientos resultan muy perturbadores en entornos como el aula y pueden tener consecuencias en el rendimiento escolar y en las relaciones con adultos y con sus iguales, e incluso en ellos mismos afectando su autoestima y llevándolos a otros trastornos de ansiedad.
Como he comentado antes la tendencia general para abordar estas dificultades es el tratamiento farmacológico, obviando las desventajas de este tipo de tratamientos.
Por ejemplo, si elegimos uno de los comportamientos o síntomas de este trastorno “precipita las respuestas antes de ser completada la pregunta” un niño bajo los efectos del fármaco, ya no se precipita, en muchas ocasiones llega a no intervenir. Pero cuando acaban los efectos del fármaco vuelve a precipitarse. Entonces, cual es la ventaja de este tratamiento, que resuelve, parece que de alguna forma lo que buscamos es evitar los comportamientos perturbadores/molestos. ¿Pero cómo le ayuda el fármaco a manejar los turnos de palabra a nuestros hijos? Parece evidente que si el niño aprende estrategias de comunicación eficaz, que incluyen respetar turnos de palabra en una conversación, mejorará en sus relaciones con el entorno, tendrá la sensación de competencia cuando ve que es capaz de hacerlo y además seguirá siendo un niño despierto y lleno de energía.
Al elegir cualquiera de los síntomas que definen este trastorno y podemos ver como la adquisición de estrategias, habilidades y competencias, no solo disminuyen el comportamiento perturbador, sino que además ayuda a nuestros hijos realmente.
Una evaluación individualizada, con identificación de factores situacionales, motivacionales, ambientales…, que mantienen los comportamientos perturbadores, la extinción de conductas inadecuadas, la adquisición de estrategias para el control de impulsos, para la autorregulación del comportamiento y de la atención, la canalización adecuada de la energía… Será la opción más beneficiosa.
Por lo expuesto desaconsejo el tratamiento farmacológico por los efectos de la sustancia son temporales, no resuelven las dificultades, tienen importantes efectos secundarios y no sabemos de cómo afectará al desarrollo de nuestros hijos.
Podéis encontrar más información contrastada en http://www.ccdh.info/
Psicóloga Carmen Martín / Tel.: 916334774 / info@psicologa-carmenmartin.es