¿Cómo evitar que mi hij@ cometa un error?
Una de las inquietudes comunes en la mayoría de los padres, es cómo proteger a nuestros hijos. Queremos que no les causen daño, que no sientan dolor, que no sufran, y que hagan lo que es más conveniente para ellos. Porque tenemos la certeza de que lo que nosotros les transmitimos es “lo bueno”, “lo correcto”.
Los padres creemos que sabemos lo que más conviene a nuestros hijos. Quizá es más fácil cuando son pequeños, pero a medida que crecen y se acercan a la edad adulta esta creencia puede ser menos cierta.
Se me ocurre una analogía que puede ilustrar lo que quiero expresar, es cuando les enseñamos a montar en bicicleta.
Para enseñar a montar a nuestros hijos en bicicleta, les explicamos cómo hacerlo. Les acompañamos hasta que mantienen más o menos el equilibrio. Entonces les soltamos aceptando que se caerán, y que estas caídas y el daño que sufran forman parte de su aprendizaje. Con este proceso de aprendizaje hay muchos niños que llegan a montar en bicicleta con mayor destreza que sus padres.
Entonces queremos evitar que aparezca el sufrimiento en su vida, haciendo lo que les decimos, lo que es bueno y correcto desde nuestro punto de vista. Siguiendo con nuestra analogía, queremos enseñarles a vivir, manteniendo nosotros el equilibrio, pedaleando por ellos y evitándoles así las caídas. Queremos limitar sus caídas, sin darnos cuenta de que podemos estar limitando además sus experiencias y en último termino su aprendizaje.
¿Pero cómo podría un niño aprender a montar en bicicleta sin caerse?
Por otro lado, si hacen lo que nosotros creemos correcto en contra de lo que piensan, ellos tendrán las consecuencias de nuestras decisiones. Esto sería algo así como si nosotros lleváramos su bicicleta, y ambos sufriremos el daño cuando nosotros perdemos el equilibrio. ¿Piensas esto sería realmente bueno para tu hij@?
Cuando queremos imponer nuestras decisiones, la respuesta suele ser rechazo, negación y conflicto. Ellos quieren conducir su bicicleta, su vida. Y nosotros nos empeñamos en hacerlos por ellos, porque estamos seguros de que se caerá y no aceptaremos que se caiga.
Aunque puedas sentir un intenso dolor y tengas la certeza de que está “cometiendo un gran error” permitir que tomen sus propias decisiones y ayudarles a que se hagan responsables de las consecuencias, sin minimizar los efectos de estas, les permitirá también aprender, evolucionar y crecer.
Nuestros hijos son personas independientes, ellos vivirán su vida, tomando sus decisiones o dejándose llevar, con las consecuencias que acarreen.
Porque lo que desde nuestro punto de vista es un error, puede ser una experiencia que necesita vivir nuestro hij@. Y es posible que pueda aprender a mantener el equilibrio en su vida, como lo llegan a mantener con su bicicleta. Es decir, en muchos casos con mayor destreza que sus padres.
Podemos intentar que vivan como nosotros pensamos que deberían hacerlo, teniendo una sensación de estar luchando diariamente en una guerra en la que no habrá ganadores. Pero será más beneficioso, para ambos, ofrecerles nuestro apoyo y orientación, expresando nuestras opiniones y experiencias, en las caídas, en el dolor, en el miedo, en las perdidas, o cualquier otra situación que le depare la vida.
Psicóloga Carmen Martín / Tel.: 916334774 / info@psicologa-carmenmartin.es